Superposición del sitio

13 beaches

Entre los cambios acontecidos en mi vida en los últimos años, el retomar un espacio que creía perdido se convierte en algo muy delicado para mí. De hecho, se hace especialmente extraño comenzar de nuevo una vez más.

La vida se trata de eso, de cambiar una y otra vez en la búsqueda incesable de la felicidad. Aún no alcanzo esa meta ni otras muchas y ya siento que he crecido demasiado sin apenas darme cuenta. Realmente la vida dura muy poco y se dificulta el obtener los sueños en un espacio corto de tiempo. A veces, cuando los alcanzamos es tan tarde, que apenas disfrutamos de ello. Dicen, que por eso se debe de disfrutar de cada momento, de cada instante, de cada progreso ya que es lo único que tenemos; El hoy.

Tengo muchas expectativas con respecto a este blog nuevamente. Quiero plasmar muchas vivencias, muchos detalles que me harán feliz. Quiero compartir aquí una gran parte de mi vida. Espero poder reunir lectores a los que les encante mi blog y con los que poder charlar de vez en cuando en algún que otro comentario.

Este mes es muy extraño para todo el mundo. Nos encontramos en pleno confinamiento por el covid-19. Jamás nuestros padres o abuelos han vivido algo similar. Es complicado contar que hace unas semanas (antes de que todo esto ocurriese) tuve un sueño en el que todos estábamos metidos en nuestras casas y no podíamos salir. Yo miraba por la ventana y todo el mundo estaba asustado. Algo caía del cielo, como extraterrestre, pero nadie sabía qué era realmente. Es el momento que estamos viviendo. En el sueño, me sentía muy triste y la angustia era elevada. Cuando desperté, supe que algo malo iba a pasar.

Pienso que todo está cambiando y el mundo como lo conocimos no volverá. No sé que vaya a pasar, lo que sí sé es que debemos vivir en mucho más equilibrio con la naturaleza, con la tierra.

Somos sus invitados, todo lo que hay aquí es prestado y creo que como invitados, no nos estuvimos portando del todo bien. Todo hecho trae una consecuencia y habrá que esperar para saber si nos están dando otra oportunidad o si estamos en el final de los tiempos.

Hace mucho que dejé atrás mi 1er hogar, la casa donde nací. Me he mudado una vez por año desde entonces. No es algo que me guste, los cambios me estresan mucho. Me gusta tener tranquilidad y estabilidad. No soy una persona que adore viajar constantemente así que sufro bastante. Actualmente estoy en un lugar de montaña muy bonito. Decidí apartarme de las ciudades cuando abandoné la casa de mi infancia. Sentí la necesidad de irme lejos de la multitud. Fue una buena decisión porque aquí encontré trabajo y estoy mucho más encaminada que hace años, aunque siento que este lugar tampoco será el definitivo para mí. He sacado multitud de fotos desde entonces, la naturaleza es maravillosa y no puedo dejar de admirarla. Quiero capturar cada momento en esta tierra también sagrada.

Cuando saco fotos siempre me pregunto cuántas vivencias habrá tenido ese lugar que estoy fotografiando. Este banco de la foto está fuera de la casa en la que estoy. Sus patas están algo delicadas y flaquea cuando te sientas en él. En su momento seguro que fue un asiento fuerte pero ahora se ve mucho más débil. El tiempo también ha pasado para él pero hay algo que lo hace mucho más bello ahora; está lleno de vida a su alrededor. Las plantitas y flores lo abrazan cada día y son ellas las que sostienen para que no se caiga.

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